En la Junta Electoral Provincial (JEP), el martes comenzó con la impronta tensa con la que había acabado el lunes. La protesta multitudinaria con represión; las versiones de fraude; la denuncia de clientelismo descontrolado, y la exigencia de anular los comicios o de abrir todas las urnas impactaron en el corazón del órgano encargado de organizar y fiscalizar los comicios. A primera hora, Antonio Gandur, presidente de la JEP y de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán, activó la convocatoria a una rueda de prensa programada para el mediodía. En el transcurso de la mañana circularon diferentes rumores, pero, al final, pasó esto: Gandur negó que haya habido fraude y reiteró su compromiso con la protección del voto popular; a las 18.40 comenzó el escrutinio definitivo y en el lapso de cuatro horas la Junta abrió 11 urnas.
“Queremos pedir a la población que tenga la completa convicción de que el voto popular y su decisión serán íntegramente respetados. No se desvirtuará ningún derecho. Que todo el mundo tenga esta seguridad, por favor”, prometió el presidente de la JEP. Con voz baja y temblorosa, y sin micrófono, Gandur habló ante los numerosos grabadores y cámaras que lo rodearon tumultuosamente; además de periodistas, en el grupo había candidatos, apoderados y dirigentes políticos. El presidente enfrentó la rueda en compañía de la vocal Ana María Rosa Paz, la fiscala que reemplaza al ministro público Edmundo Jiménez; los jueces Raúl Fermoselle y Mario Velázquez, respectivos delegados de la Junta en las ciudades de Concepción y Monteros; los secretarios Darío Almaraz y Alfredo Iramain, y el relator Andrés Garmendia.
“Debemos señalar y destacar que el escrutinio provisorio no tiene valor jurídico”, enfatizó Gandur. Y precisó que los cómputos de ese conteo valían solamente a los fines de dar publicidad a los resultados preliminares de la elección. “Se trata de un cómputo rápido para dar una idea aproximada del resultado a la ciudadanía y a los medios de comunicación. Lo auténtico, lo que exige la ley, es el escrutinio definitivo, que se realiza con las actas finales de inicio y de clausura del acto electoral”, opinó. En esa instancia, el trámite prosigue con el cotejo entre la documentación recibida en la Junta y los certificados retenidos por los diferentes fiscales. “Ante cualquier duda o reclamo de los partidos políticos y si surge la necesidad de comprobar la verosimilitud del acta con los votos, procederemos a autorizar la apertura de la urna”, manifestó Gandur.
En ese momento, el presidente de la JEP perdió la voz. Por un momento, parecía que iba a llorar. “Tranquilo”, le dijeron entonces Paz y Almaraz. Gandur tomó aire, se aclaró la garganta y prosiguió: “exhibiremos los votos a todos los ciudadanos. Tengan la completa seguridad de que nada ni nadie nos hará apartar de este objetivo. La población tendrá el conocimiento total de lo que ha ocurrido durante las elecciones, sin ninguna duda y no va a haber ningún tipo de obstáculo que impida este fin. Es lo que quería aclarar a todos en nombre de la Junta Electoral de Tucumán”.
De la rueda de prensa se desprende que el 23 de agosto pasado no hubo más de 32 denuncias de presuntas anomalías. “Se trata de hechos trascendentes, pero no esenciales. Por ejemplo, cinco ciudadanos dijeron que cuando fueron a votar encontraron que otros ya habían votado por ellos”, explicó Gandur. En tal caso, el procedimiento indicado consiste en reservar la presentación hasta el momento del escrutinio de las mesas donde ocurrieron esos hechos. “Entonces comprobaremos la firma de la denuncia con la que figura en el registro de electores. Y si hubo algún tipo de irregularidad, procederemos a observar y a anular la mesa. Tengan la seguridad de que no dejaremos pasar ninguna irregularidad”, insistió Gandur. “Así es”, asintió Paz.
A continuación, el titular del órgano descartó la versión de telegramas falsificados, y recordó que los sobres -que contienen los documentos electorales- son herméticos y que no había manera de abrirlos sin forzarlos. Y volvió a decir que si hacía falta, que si los fiscales de los partidos lo pedían, la JEP iba a abrir todas las urnas. Y agregó: “es imposible anular los comicios ahora”.
El centro es tranquilo
El abogado amayista Eduardo Bichara preguntó a Gandur por qué los veedores que la JEP había colocado en Tafí Viejo se retiraron de las escuelas durante la tarde del domingo. Almaraz se interpuso y rechazó la versión. A continuación, tomó la palabra Osvaldo “Renzo” Cirnigliaro y resumió un planteo relativo al candidato a intendente de su Partido Laborista de la Independencia. “Las preguntas de postulantes no serán contestadas. Pero recibimos su presentación y la tendremos en cuenta en el escrutinio definitivo”, respondió el secretario.
Hacia el final, Gandur recuperó la conducción de la conferencia de prensa para prometer, una vez más, la mayor transparencia posible: “la sociedad tiene que estar convencida de que en nuestra órbita no hemos observado ningún fraude. Cuando empecemos el escrutinio definitivo, veremos. Y veremos todos juntos porque los votos están en las urnas. Analizaremos las actas, los sufragios y comprobaremos si hay una anormalidad, un vicio o un defecto”. Dicho esto, se levantó la sesión con los medios y algunos asistentes aplaudieron.
A las 18, la JEP era una romería de policías, gendarmes, políticos, funcionarios, dirigentes, fiscales y más periodistas. Entre ellos estaba Jorge Gassenbauer, ministro de Seguridad, Gobierno y Justicia. Luego del acto oficial, el escrutinio definitivo comenzó por 5 de las 641 mesas excluidas del recuento provisorio (307 pertenecen a la Capital). La primera jornada de conteo favoreció al opositor Acuerdo para el Bicentenario, cuyos apoderados aprobaron la tarea y pronosticaron que los inconvenientes aparecerán según el escrutinio se aleje de las escuelas céntricas de San Miguel de Tucumán.